lunes, 15 de diciembre de 2014

Reflexión Capítulo 5. DE UNA EDUCACIÓN BASADA EN LA EVALUACIÓN A UNA EDUCACIÓN BASADA EN EL APRENDIZAJE. INVESluar.
La principal causa de que el sistema educativo actual esté enfermo es que tenemos una educación basada en la evaluación en vez de una educación basada en el aprendizaje. Lo que entendemos por evaluar, y su principal herramienta, calificar, consisten en representar numéricamente lo que consideramos que ha aprendido un estudiante con el objetivo de legitimar su paso de un nivel a otro. Por lo tanto, la evaluación realmente no tiene que ver con el aprendizaje, sino con la validación de saberes.
La evaluación no debe ser un arma, sino una ayuda, una herramienta para que el aprendizaje suceda en vez de ser su freno.
En numerosas ocasiones, mucho tiempo después de que tuviese lugar un acto pedagógico, es cuando nos damos cuenta de que hemos integrado determinado concepto o idea y esto ocurre porque el aprendizaje es una producción cultural inacabada, un rizoma cada vez más grande de conceptos que se conectan a la vez y en múltiples direcciones. Por lo tanto evaluar, tal como lo entendemos en los contextos educativos formales, es imposible porque la evaluación es un proceso subjetivo.
Mediante la rEDUvolution tenemos que aceptar el carácter completamente subjetivo de la evaluación, como ocurre en la mayoría de las prácticas humanas. Es imposible ser neutrales, ser imparciales.
Si evaluar es una cuestión subjetiva, no tiene sentido que sea el centro del proceso educativo, hay que descentrarla y conseguir que el verdadero centro sea el aprendizaje. Cuando la motivación existe, cuando el simulacro desaparece y los estudiantes realmente aprenden en clase, la evaluación se descentra, no tiene importancia, se diluye. Por lo tanto lo que podemos hacer es no dar importancia a la evaluación, invisibilizarla, solo utilizarla al final para darle al sistema lo que nos pide, pero no construir el sistema en torno a ella.


Como ocurre en muchos lugares externos a lo educativo, reflexionar, es decir, analizar la evolución de la comunidad y ver el grado de transformación de cada miembro, debería ser una actividad inherente a cualquier momento del aprendizaje y por eso es tan importante investigar en educación, lo que la autora denomina INVESluar, es decir, convertir la evaluación en investigación.
Lo que aprende cualquiera de nuestros estudiantes no puede ser representado solo por un número. Un proceso tan complejo, rico, rizomático, como aprender, debe ser representado por ejemplo mediante categorías, alejándonos de lo cuantitativo y de los resultados numéricos.
A lo largo de los últimos años se han desarrollado una serie de procedimientos englobados dentro de lo denominado como metodologías de enfoque cualitativo, que son las que se proponen como base para transformar la evaluación en investigación, por lo que la subjetividad, lo narrativo, lo situado, entran a formar parte del juego, un juego que pasa de calificar a relacionar, interpretar y narrar la información que obtenemos como producto de la reflexión sobre las dinámicas de aprendizaje. La investigación cualitativa cuenta con muchas herramientas rEDUvolucionarias, como los diarios de campo, las entrevistas, las conversaciones y los grupos de discusión, a través de las cuales obtendríamos una visión más rica de lo que está ocurriendo en clase que mediante un examen.


La investigación cualitativa también nos hace repensar que la evaluación debe dejar de ser unidireccional, por lo que es imprescindible desarrollar procesos de reflexión e investigación con respecto a todos los agentes que configuran dicha comunidad. 
Como profesores rEDUvolucionarios podemos y debemos desarrollar una INVESluación creativa, debemos repensar la evaluación como una creación, como una oportunidad para motivar a los estudiantes en vez de perpetuar sistemas cuantitativos, además de reivindicar el uso del lenguaje visual, mediante el vídeo y la fotografía por ejemplo. Además de la fotografía y del vídeo, la rEDUvolution propone utilizar la performance como sistema de evaluación en un intento más por integrar el arte contemporáneo como parte del proceso de enseñanza. Si logramos convertir la evaluación en una experiencia, en una práctica real que nos envuelve y en la que participamos, ya no la veremos como un proceso relacionado con la sanción y el castigo, sino como un paso hacia el aprendizaje.


Además si pretendemos conectar con la idea de proceso, debemos volver la INVESluación una práctica biográfica a través de los diarios de aprendizaje, que consistirían en diferentes soportes donde cada componente de la comunidad fuese apuntando reflexiones personales sobre su evolución.
Por último, hay que destacar que a través de una práctica educativa donde la evaluación deja de ser el centro, donde la investigación se hace paso y donde desarrollamos nuevas formas de representación de lo aprendido, no cerraremos ningún ciclo ni podremos comprobar de manera concreta si hemos cumplido las metas que nos hemos fijado sino que habremos contribuido a que el aprendizaje suceda.

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